Acompañamos a muchas personas para alcanzar objetivos concretos (tal vez una nueva manera de relacionarse con los demás, una nueva actitud o hábitos en la vivencia de su sexualidad, afrontar alguna fobia o crisis de ansiedad, etc). Por ello sabemos que cuando en la vida estamos practicando algo nuevo, o en medio de un proceso psicoterapéutico, en busca de cambio y crecimiento, en algunos momentos, podemos sentir pereza, cansancio o incluso olvidos y atasco.

En ocasiones, parece necesario persistir mucho, experimentamos pasos hacia atrás, sensación de no avanzar o percibimos cambios muy leves que no valoramos porque no son tan grandes o tan rápidos como nos gustaría o esperábamos. Todo esto nos acaba desmotivando.