Terapia psicologica y sueños

Creo que hay varias preguntas a las que toda aquella persona que se dedica a la psicología se ha enfrentado alguna vez. Una de ellas es algo así como “¿eres psicóloga? entonces ya me estarás psicoanalizando ¿no?”. Este mito quizás lo aborde en otro momento, en este post quiero hablar de otra clásica pregunta:

Tú que eres psicóloga, hoy he soñado con… ¿qué significa eso? 

En esos momentos, intento pensar en la manera de dar una respuesta satisfactoria a quien me pregunta, porque no quiero defraudarla ni disminuir las expectativas sobre mi profesión. Pero generalmente fracaso en este intento. No conozco el porqué de lo que soñamos pero sí alguno de los “para qué” nos sirve soñar.

Desde la perspectiva en la que me formé y desde la que trabajo, los sueños tienen un gran potencial terapéutico, no solo por la información que nos aportan sino porque soñar puede ser un acto saludable en sí mismo. El sueño tiene la función de encontrar un equilibrio con lo que sucede durante la vigilia (cuando no dormimos). Tanto a nivel físico y químico como a nivel emocional.

Por ejemplo, si nos enfrentamos a mucha tensión en nuestro trabajo es posible que durante el sueño descarguemos toda esa tensión peleándonos a puñetazos con nuestra jefa o soñando que rompemos a llorar descontroladamente en la oficina, delante de todo el mundo. Algo que consideramos inadecuado en la vida real podemos actuarlo en sueños y descargar parte de esa energía contenida.

En otras ocasiones, nuestros sueños nos ayudan a tomar conciencia de cómo nos encontramos. Esto parece obvio, pero no siempre nos mantenemos en contacto con nuestra vida emocional. Voy a describiros una escena, a ver si os suena:

Nos levantamos un lunes con la semana por delante. Para poder llevar a cabo todas nuestras tareas diarias hay que ser eficientes. Ponemos el piloto automático y salimos al mundo. Poco a poco vamos cargándonos, sin darnos cuenta, con el trabajo, la pareja, la familia, la vecina del 4º, el tráfico, clientes, un empleado… Y van apareciendo autoexigencias, miedos, preocupaciones, dudas, culpa, evitación. Seguimos adelante con nuestro día sin prestar atención a nuestro cuerpo, nuestras emociones y sensaciones. No hay tiempo para esas cosas. Pero están ahí, en la sombra…

¿Cómo nos iremos esa noche a la cama?¿qué nos dirán nuestros sueños? Es posible que todas esas vivencias emocionales y corporales que ignoramos durante el día impregnen nuestros sueños para llamar nuestra atención.

Y entonces nos despertamos.

¿He soñado tristeza? ¿he soñado miedos? ¿he soñado alivio, angustia, alegría, frustración, infancia, placer, llanto?¿me duele la cabeza, la mandíbula, el cuello?

Esos sueños son tuyos, son tu creación. Escúchalos para ver si te dicen algo sobre cómo te encuentras aquí y ahora, integra esa información: te invito a recuperar tu cuerpo y tus emociones como algo que atender en tu día a día. Párate y respira, escucha una canción con atención, saborea una comida, colorea un mandala, medita, corre, pasea, abraza, escucha tus sueños… encuentra tu manera de reconocerte.

Los sueños no son solo deseos reprimidos o que se viven como inaceptables. A veces en sueños somos capaces de dar respuesta a deseos que no somos capaces de desbloquear en nuestra vida despierta, aunque queramos: hablar en público, besar a la persona que nos atrae, llorar por algo que nos aflige. Otras veces, sirven como un ensayo previo a la superación de una barrera, una especie de entrenamiento. En otras ocasiones, es solo la secuencia de tareas que solemos realizar, como una película hecha con trocitos de nuestros días, sin una carga emocional intensa. A veces el sueño nos da pistas sobre lo que necesitamos y no nos damos cuenta.

Desde el punto de vista emocional los sueños exploran diversos niveles de profundidad, intensidad y represión; incluso en un mismo sueño.

Como terapeuta que trabaja en consulta, me interesa lo individual, la vivencia personal, y es en eso en lo que me centro. No soy investigadora. De hecho mi propuesta no tiene que ver con aprender a dirigir o manejar los sueños, sino todo lo contrario. Escuchar y aprovechar lo que nos ofrece el sueño. Suficiente control tenemos ya en nuestra vida despierta como para intentar controlar también cuando dormimos.

Si te interesa saber más sobre los elementos fisiológicos, patológicos, normativos o socioculturales del sueño; te recomiendo este documental que lo explica mucho mejor que yo.

Y aprovecho para recomendar dos películas que me gustan mucho en relación a los sueños, por su visión creativa del tema: La Ciencia del Sueño (Michel Gondry) y The Waking Life (Richard Linklater).