Respirar para acariciarnos y contactar

En las sesiones psicoterapéuticas trabajamos especialmente con la intención de conseguir que la persona se alíe consigo misma. Es decir, además de crear un espacio seguro, explorar causas y abordar síntomas; de manera transversal, trabajamos para que la persona contacte y sienta que se encuentra consigo.

Y ahí, es donde se conoce, se recibe y se acompaña a sí misma, cuenta con ella como aliada y esto, además de producir alivio, es un estupendo lugar de partida para revisar, construir y aprender.

Facilitar esa conexión es un trabajo lento y basado en la práctica del contacto amable, sereno y respetuoso con uno/a mismo/a. Hay muchas maneras de trabajarlo y solemos explorarlo en las sesiones.

Por ejemplo, el diálogo e integración de partes internas que están enfrentadas, la conciencia del cuerpo y el contacto amoroso con él a través de las caricias y/o el autoplacer, o la conciencia de la respiración y la práctica de algunos ejercicios.

Aquí compartimos una propuesta sencilla que puede seguir quien quiera practicar.

Os animamos a dedicaros unos minutos y, simplemente, parar:

«RESPIRAR PARA ACARICIARNOS»:

«El aire es mi invitado, yo le dejo pasar a mi interior.

 Con mi atención lo recojo en las fosas nasales y lo llevo hacia dentro de manera suave y consciente. Poso mi atención en mi inspiración. 

El aire, dentro de mí, es una energía que me roza, como una mano que me acaricia internamente.

 Dentro de mi pecho, allí donde yo no puedo tocarme, puedo darme un “toque” de otro modo, un “toque” cálido y amable, que es el roce del aire y el movimiento interno que produce al entrar.

 Si lo hago pasar de una manera suave, amorosa y profunda… permito que me reblandezca el pecho, que lo meza…siento entonces el gusto de ser atendida/o (por mí misma/o) ahí dentro, de aflojar mi pecho y mi corazón…

Poso también mi atención en el aire saliendo, y permito que mi cuerpo se relaje con la exhalación. Aprovecho para aflojar aun más mi cuerpo»